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No era una cifra más, se llamaba Marijo

Por: Eliza Flores-Flores, Maricela Montero-Andrade* montero.maricela@hotmail.com

RESUMEN: Esta es la historia de Marijo, joven estudiante de veterinaria en Morelia, Michoacán, asesinada en febrero de 2017. La principal finalidad de este manuscrito es recordarla y rendirle homenaje a 4 años de su asesinato y seguir visibilizando su caso en exigencia por justicia.

Keywords: María José, feminicida libre, impunidad

En el año 2020 Michoacán alcanzó el quinto lugar a nivel nacional de registros de homicidios dolosos contra las mujeres y cada una de ellas termina convirtiéndose en una cifra más, quedando en el olvido y en la impunidad.

Hace unos meses, el corazón de Morelia, Michoacán amaneció llorando sangre, el escultural monumento a la cultura purhépecha que se encuentra en el centro de la ciudad fue intervenido por feministas en honor a una mujer más que nos falta. La escultura son 3 mujeres tarascas con los brazos en alto, cargando la canasta de la cosecha, representando la fuerza de las mujeres michoacanas y está ubicada al centro de una gigante fuente. Esa mañana los brazos de las 3 mujeres de piedra gritaban con mantas el nombre de Marijo y exigían justicia para ella y el agua que las bañaba estaba pintada de rojo, era su sangre derramada. Pero nadie sabía quién era Marijo, no había ningún hashtag, no había notas al respecto, no había nada y eso es lo más preocupante.


María José o Marijo como le decían sus amigos era una joven estudiante del quinto semestre de veterinaria que fue brutalmente asesinada en el 2017.

Estudiaba dos licenciaturas en la ciudad de Morelia, veterinaria en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y otra en inglés. Un jueves salió de casa de sus papás en Salvatierra, Guanajuato para hacer unos trámites escolares en Morelia, y ya no regresó; su padre José Armando Medina nos contó su historia.


María José era una joven mujer con sueños y todo un camino por delante, desde niña tuvo un gran amor por los animales, siempre dijo que quería ser como su papá y su hermano.

Morelia es una ciudad de estudiantes que alberga jóvenes de muchos municipios y otros estados, ella se sumaba a esta cantidad de mujeres que se mudan buscando alcanzar sus sueños, dejan su casa, su seguridad y sus familias por un futuro mejor.


Marijo tenía que volver a casa para el fin de semana, sin embargo, ese fin de semana de febrero no regresó como era lo usual, su papá la llamó un par de veces, pero no pudo contactarla, por lo que decidió esperar al sábado para preguntarle a qué hora viajaría de vuelta a casa y así comenzó el martirio.


La búsqueda

El sábado desde las 7:30 los papás de Marijo seguían sin tener noticias de ella, no contestaba el celular y después de horas ya no entraban las llamadas y en el teléfono de la casa nadie atendía los llamados. Viajaron a Morelia para buscarla, pero al llegar a la casa donde vivía María José encontraron todo en orden, pero sin María José, la incertidumbre y angustia se apoderó de ellos por lo que se dirigieron a la entonces llamada Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) para reportar su desaparición.

“Cuando nos estaban tomando nuestras declaraciones en el área de secuestros de la Procu, nos comentaron que esa mañana del 18 de febrero del 2017 habían encontrado un cuerpo sin vida de una joven, pero que no correspondía con la descripción y señas particulares de Maria José” nos comentó el señor Armando con la voz entrecortada. “Yo tenía la esperanza de que mi hija estuviera de parranda en la playa con sus amigos” pero horas más tarde la esperanza se fue por la puerta grande de la Procuraduría cuando el hermano menor de Marijo reconoció su cuerpo; había sido asesinada con un balazo en la frente, y presentaba signos de violación y tortura sexual.


La investigación de la FGE no ha encontrado culpables

“Las autoridades dijeron que era un caso difícil, pero fuimos nosotros (la familia) los que comenzamos a armar la historia de mi hija” dice el señor Armando, “supimos por sus amigas que mi hija salió a festejar un cumpleaños a un bar en la zona élite de Morelia, ella y cinco más fueron a el lugar que se llama Barezzito en Altozano; cuatro de sus amigos eran de la facultad de Derecho y una más de la facultad de Veterinaria, los videos del lugar confirman que María José estuvo en el lugar y que llegaron poco después de las ocho de la noche, tomaron una mesa y comenzaron a platicar y bailar”.


Gracias a los videos y testimonios de los trabajadores de Barezzito supieron que en una mesa cercana había cuatro hombres, los cuales llegaron sin compañía femenina y cerca de la media noche uno de ellos se acercó a platicar con María José, intercambiaron risas, bailes, algunos tragos, la fiesta siguió como es lo normal en un ambiente de universitarios.


En los vídeos de las cámaras de seguridad se apreciaba que alrededor de la 1:30 de la madrugada, María José y el hombre con el que había estado bailando salieron al estacionamiento del centro Comercial Altozano, sin embargo, el seguimiento no se pudo dar pues la gerencia del centro comercial Altozano dijo que la cámara de vigilancia de esa zona no servía. Minutos después regresaron a la mesa, pasaron un poco más de tiempo y se retiraron juntos.


La PGJE pudo obtener el registro de llamadas de esa noche del celular de Marijo, con lo cual se supo que María José hizo unas llamadas telefónicas entre una y dos de la mañana, y que pasadas las tres de la mañana de ese viernes 17 de febrero del 2017 el celular dejó de transmitir señal. Tiempo después se confirmó que el celular del sujeto también estuvo a esa misma hora en el mismo lugar.


Por más de 24 horas fue violada y golpeada innumerables veces de su cintura hacia abajo, finalmente, fue asesinada de un balazo en la cabeza y su cuerpo fue abandonado en la carretera de Morelia-Atécuaro la madrugada del sábado 18 de febrero.


El cuerpo de Marijo llegó a la SEMEFO cerca de las 9:00 am, la autopsia forense reveló que perdió la vida el día 18 de febrero del 2017 cerca de las cinco de la mañana por un impacto de bala en la cabeza.

“Desde ese día todo ha sido un viacrucis, no hay avances en la carpeta de investigación, un año y medio después pudimos localizar el perfil de Facebook del tipo con el que María José se fue esa noche. Es amigo de uno de los jóvenes con los que mi hija salió a festejar el cumpleaños. La Fiscalía lo citó a declarar, y éste declaró que no conocía a María José y que él no estuvo ese día en Barezzito, y a pesar de aparecer en los vídeos y los testimonios, se fue libre” comenta el papá de Marijo con mucha tristeza y rabia.


“Esa fue toda la investigación, fue todo lo que hicieron, ha pasado otro año y medio desde esa declaración y no han podido hacer que declare nadie más, ninguno de los otros tres hombres que acompañaban a aquel con el que se fue mi hija ha declarado, las entrevistas que debió haber hecho la fiscalía sólo se alargan, me han dado mil y un pretextos, hasta pareciera que encubren a alguien. El año pasado ponían de pretexto la pandemia para no actuar y no citar a declarar a nadie más, yo lo único que quiero es que se haga justicia”, dijo el señor José Armando.


Se acabó el silencio, exigimos Justicia

El señor José Armando y su familia por primera vez en todo este tiempo se animaron a levantar la voz e hicieron pública su pérdida y su dolor en una marcha que se hace año con año en noviembre para recordar a las víctimas de feminicidio y exigir justicia por ellas. Gritamos el nombre de Marijo y la ciudad de la cantera rosa por primera vez se cimbró ante ella, ante este dolor que ha comido los sueños y corazones de toda una familia.


No los dejemos caer en el olvido, no dejemos de exigir justicia para María José, la joven mujer que vino de Salvatierra a Morelia a estudiar su carrera y preparar su futuro y en cambio encontró a su asesino.


Hoy les contamos esto porque nadie más lo hace, porque queremos darle vida a Marijo a través de nuestras palabras, porque este mes se cumplen 4 años de su asesinato y su feminicida sigue libre, porque hay un asesino libre e impune allá afuera, porque Marijo era una mujer libre, con sueños y esperanzas que le fueron robadas arrebatándola de este mundo y porque lo más triste que podemos hacer es dejar de nombrarla, dejar que se vuelva una cifra más dentro de las lamentables estadísticas del estado y del país. Hoy les contamos esto y les pedimos nos ayuden a levantar la voz y exigir justicia.


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