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Covid-19 y Migración: Mujeres Campesinas Mexicanas en Canadá

Por: Luz María Hermoso Santamaría


Históricamente se ha considerado que el proceso demográfico denominado migración es cuasi exclusivamente realizado por hombres. Sin embargo, estudios pioneros como el de Ravenstein (1885), con The Laws of Migration (Las Leyes de la Migración), han indicado que las mujeres migran aún en números mayores que los hombres, aunque en condiciones diferentes, ya que a ellas se les asocia más con la vida en el hogar. A pesar de que el fenómeno migratorio ha sido parte inherente de las sociedades humanas, su estudio ordenado ha tomado largo tiempo. Otro análisis significativo fue realizado por Lee (1966), al presentar A theory of Migration (Una Teoría de la Migración), que ilustró con un Migration Model (Modelo de la Migración), compuesto por: Factores asociados con el área de origen (push factors o factores de expulsión); Factores asociados con el área de destino (pull factors o factores de atracción); Factores asociados con obstáculos que intervienen (intervining factors o factores intervinientes) y Factores asociados con la persona (personal factors o factores personales).


Este fenómeno constante en la naturaleza humana, también se ve afectado por circunstancias específicas, como la Pandemia[1] del Covid-19, que ha obligado a las personas y a los países a ajustarse a la Nueva Normalidad, cuyas implicaciones económicas, políticas, sociales, culturales y, por supuesto, de las relaciones entre los géneros, son de carácter internacional. Con el objetivo de ilustrar dicha interrelación entre pandemia, migración y mujeres, en el presente escrito se argumenta, a partir del Trabajo de Campo en los territorios canadiense y mexicano, particularmente en las provincias de Ontario y Quebec y en los estados de México, Puebla y Tlaxcala, sobre el uno de los instrumentos más importantes de la Cooperación Internacional en el ámbito agrícola, entre México y Canadá, por las consecuencias, especialmente las financieras a través de remesas, que significa para las campesinas ver interrumpido el flujo de su traslado en tiempos de enfermedad.



En 1974, con la participación de aproximadamente 300 trabajadores, exclusivamente hombres, se estableció el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT), México-Canadá, que permite el otorgamiento de visas de trabajo temporal a hombres y mujeres mexicanos, para desempeñarse en el sector agrícola, específicamente en apicultura, árboles, cereales, floricultura, fruticultura, horticultura, invernaderos, pasto y tabaco[2]. Los hombres han integrado la mayoría en el programa; fue hasta 1989 que se permitió la participación de 48 campesinas. En 2019, el Gobierno de México refirió que el número de trabajadores contratados ascendió a 26,399, de los cuales 25, 625 son hombres (97%) y 774 mujeres (3%).

Los lapsos de contratación van de 240 h divididas en seis semanas a ocho meses en donde hay 3.6 mujeres por cada 100 hombres, lo que tiene un profundo impacto en las experiencias de la migración en los géneros, porque se desarrollan en el marco de una marcada estructura patriarcal agraria. A inicios de la década de los 2000, la mayor organización de farmers[3] registraba que la participación de las mujeres se concentraba en la fruticultura y en el procesamiento de alimentos, cubriendo prácticamente todos los subsectores, con excepción de la apicultura y el tabaco. Los roles y estereotipos de género, también indican la inserción específica de ellas en el proceso productivo y en su agrupamiento dentro de determinados cultivos que requieren nimble fingers[4] (Hermoso Santamaría 2004).

En su mayoría, las mujeres que participan en el programa son madres solteras. Dejan a sus hijos en México al cuidado de sus padres, más concretamente de sus madres; existiendo casos en que dejan a sus pequeños con otras mujeres de la familia o con una vecina; en casos extremos, solos. La ansiedad respecto al cuidado de sus hijos es una constante de vida. No obstante, las remesas les han permitido alimentar, vestir y educar a sus familias, aumentando el poder de decisión en sus vidas. En Canadá están solas pero permanentemente expuestas al acoso sexual de sus compañeros trabajadores hombres. El desbalance de género y poder se ha evidenciado y “La pandemia ha exacerbado el problema y ha expuesto las pobres condiciones de vida y de trabajo que enfrentan varios trabajadores que a su vez sostienen al sistema agroalimentario canadiense. … sólo en Ontario, más de 1, 300 trabajadores agrícolas migrantes, han sido infectados con Covid-19.” (Tavia y Blaze Baum 2020 1).

El Gobierno Federal canadiense, en concordancia con los Gobiernos de las diez provincias[5] a las que llegan las y los campesinos mexicanos, han pasado en su rango de decisiones desde suspender el PTAT, hasta reactivarlo con un aislamiento obligatorio a la llegada a Canadá, de catorce días, para paulatinamente incorporarse al empleo e incluso, en el extremo y al nivel más directo de contratación, a imponer una de las restricciones más significativas para su movilidad, la firma de acuerdos explícitos con los farmeros[6], mediante los cuales aceptan voluntariamente, que no saldrán de la propiedad de la farma[7], ni siquiera para comprar víveres (Kao 2020).



Se requiere incorporar hacer visible la presencia de las mujeres en el estudio del trabajo agrícola temporal en Canadá, así como trascender de la elaboración teórica a la puesta en práctica, a través de las Políticas Públicas y las Políticas de Gobierno. Se necesita la participación de los farmers, los trabajadores y los agentes de gobierno, que son los mismos que firman el contrato laboral que formaliza el funcionamiento de este mercado de trabajo internacional.

[1] De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), se refiere a la propagación mundial de una nueva enfermedad. En este caso, de una afectación respiratoria. [2] Por supuesto que el mayor atractivo para emigrar laboralmente es el salarial, que fluctúa entre los 14.00 y 16.00 dólares canadienses por hora, siendo el promedio de 15.01. [3] Por su expresión en inglés, Granjeros, por su expresión en español. [4] Por su expresión en inglés, Dedos habilidosos, por su expresión en español. [5] Alberta, British Columbia, Manitoba, New Brunswick, New Scotia, Ontario, Quebec, Prince Edward Island, Saskatchewan y Terranova and Labrador. [6] Acto de habla de las y los trabajadores en el PTAT, a partir del anglicismo farmer, que significa granjero. [7] Acto de habla de los trabajadores en el PTAT, a partir del anglicismo farm, que significa granja.


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